En este artículo hablaré brevemente de dos hierbas utilizadas desde antaño como afrodisíacos y tónicos del organismo. Desde tiempos inmemorables el ser humano ha querido disponer de sustancias que le estimulen el apetito sexual y le brinden excitación. El término afrodisíaco hace alusión a Afrodita -la Diosa de la belleza, amor y sexualidad.
La Damiana es ampliamente conocida a nivel mundial por sus virtudes afrodisíacas, revitalizantes del organismo y estimulantes del sistema nervioso. Esta hierba ha sido utilizada también con otros propósitos, como tratamiento para afecciones del sistema respiratorio
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como la tos, gripe y asma, trastornos gastrointestinales como dispepsia y estreñimiento, contra el E.Coli, y por tener acciones.
Esta planta tradicionalmente se ha ocupado para tratar problemas de impotencia sexual ya sea por abuso en la práctica o por debilidad nerviosa, y para promover la fertilidad al aumentar la cantidad de espermatozoides.
Sus efectos ayudan contra la frigidez y al ser un vasodilatador ayuda a despertar y mantener la potencia sexual. Regularmente es el varón quien la ocupa más ya que al ser un inductor de la testosterona no es recomendable que las mujeres la utilizan por tiempos prolongados, aunque si bien también ayuda en las mismas esferas sexuales además de controlar irregularidades en los sangrados y fortificar los órganos reproductores.
La hierba del pastor es oriunda de América y estudios han comprobado que la procedente del estado de California es la que presenta mayor calidad y cantidad en sus principios activos; además de todos los beneficios mencionados anteriormente
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